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Desde la Dirección

¡Universidad Territorio de Paz!

Este cierre del año 2019 ha dejado importantes lecciones aprendidas y retos para nuestro Instituto, tanto en el cometido de alcanzar nuestros propósitos del actual plan de acción, como en la intención permanente y de largo aliento de mantenernos como un centro de producción de conocimiento vinculado con las transformaciones territoriales pertinentes para el logro de una mejor sociedad.

Fueron muchos los espacios de diálogo académico que pudimos ofrecer a la sociedad y que se encontrarán reflejados en el presente Boletín. Desde las sesiones de nuestros posgrados y las aulas de pregrado, hasta foros de temas especializados y talleres de producción colectiva de conocimientos en proyectos de investigación desplegados en territorios diversos de Antioquia, Chocó, Córdoba y Guajira. Los múltiples aprendizajes de estos espacios de creación colectiva, le dan un profundo sentido ético a nuestra labor y nos continúan ratificando el desafío de honrar con responsabilidad el valor público del derecho a la educación.

Este segundo semestre y, en particular desde el mes de septiembre, vivimos tiempos complejos en nuestra sociedad y, por consiguiente, en nuestra Universidad. Una intensa agenda de movilización social, en ejercicio del derecho constitucional a la protesta, ha puesto en debate público el sentir de sectores sociales y colectivos diversos que manifiestan su inconformidad, disgusto y afectación por condiciones estructurales de vulneración o negación de derechos políticos, sociales, económicos, culturales y ecológicos, entre los cuáles, impacta directamente a nuestra comunidad universitaria lo relacionado con el derecho a la educación superior pública y de calidad.

Junto a otros actores sociales que tienen sus propias demandas, el estudiantado universitario especialmente, pero también un sector del profesorado, han sido partícipes del proceso de movilización, yéndose a las calles a manifestar, democrática y pacíficamente, su sentir y sus exigencias de atención a las condiciones de injusticia y desigualdad que prevalecen en la sociedad. La respuesta gubernamental ha llenado de incertidumbres mayores a nuestro país, por su carácter oscilante entre el llamado al diálogo y la intensa represión violenta de la protesta social, que no hace más que intensificarla en demanda del cumplimiento de las garantías efectivas del derecho a la movilización. Más allá de los brotes de violencia, el denominador común de las protestas ha sido el carácter creativo y propositivo de los marchantes, que entre comparsas, bailes, percusión y otras maneras de expresión, han manifestado indignación, cansancio, oprobio y desazón ante las injusticias y han expuesto sus añoranzas de equidad y de un mejor vivir colectivo. Ellas y ellos representan una sociedad que imagina, crea, pregunta y propone otras formas de gestionar los conflictos y representan también, la sociedad que emerge tras la larga y cruel guerra que el Acuerdo de Paz dio por concluida: la sociedad de la imposición sobre el otro mediante la fuerza y la violencia.

En el Iner reconocemos que es un camino largo y tortuoso el de la reconciliación, pero es la senda sin retorno por la que debe transitar nuestra sociedad, a veces más lenta y con más dolores de los que quisiéramos. Sabemos también que este camino tendrá alegrías intermedias, derivadas de los reencuentros, los duelos tramitados y los afectos recompuestos. En este caminar la reconciliación nos esmeramos en aportar. Somos y hacemos ¡Universidad Territorio de Paz!

Vladimir Montoya Arango

Profesor titular Universidad de Antioquia

Director Iner

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