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Personaje INER

Doralba Gutiérrez Giraldo, Secretaria general
 
Doralba es una mujer sonriente, amorosa y muy familiar, que acompaña al INER como secretaria general desde el año 2000, pero que inició como auxiliar contable en el 1994. Tiene una hija y un hijo a quienes ama con dedicación. Ha visto pasar muchas generaciones por el INER y ha presenciado de cerca el ascenso de muchos de los profesores, investigadores y directores que iniciaron como auxiliares administrativos.
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Ella hoy nos contará cómo ha sido su experiencia en el INER durante todos estos años.
 
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Fotografía: Doralba Gutiérrez G.

Al Iner, mi gratitud

 

Desde el día que llegué al instituto (14 de junio de 1994) sentí la acogida del profesor Hernán Henao Delgado, director; de la señora Rubiela Bastidas, en ese entonces la contadora y asistente de administración; de Gloria Naranjo la comunicadora; de Henry el de sistemas; y Dórida la secretaria de dirección. El calor fino, el cariño y la amistad sincera se sentía en aquel 1994.

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Ha pasado el tiempo, como las nubes que lleva el viento en un día fresco y soleado. Cada mañana abriendo mis ojos para despertar un día más a la puerta del sitio que me ha dado el sustento de mi vida. Gracias UdeA, Iner.  Acá he conocido amigos sinceros y caminantes que con su paso por el Iner me han dado días de alegrías, tardes llenas de emoción y aliento de vida en mi corazón.

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Lealtad y mucha gratitud por permitirme hacer del Iner mi hogar. Aquí he visto a mi familia crecer y soñar conmigo. Aquí mi sonrisa fluye sincera para saludar cuando la gente honesta y siempre dispuesta entra a trabajar cada día.

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Son 24 años 3 meses y 15 días que mi presencia habita este lugar. Empecé como  auxiliar contable y terminé como secretaria del Iner por voluntad del profesor Jesús María Álvarez, que en paz descanse, quien vio en mí la persona en la cual confiar como secretaria de la dirección.

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¿Quién es Doralba Gutiérrez Giraldo?

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Yo me veo como una persona leal, sincera y muy confiada. Creo en la gente, me encanta escuchar los problemas y las alegrías de la gente, y si puedo darles algún consejo, ahí estoy yo diciéndoles qué hacer y cómo, alentándoles y diciéndoles lo buenos y capaces que son para superar adversidades.

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Doralba a veces es imprudente al hacer sus comentarios, siempre sin querer ofender a nadie, pero el tiempo la ha ido cambiando. Ya es más tranquila y callada y se guarda más cosas para ella.

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Mis tristezas en el Iner

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En 1997, en aquel abril, la muerte de mi hermano Jorge Uriel. En el cual todo el colectivo Iner me abrazó como un gran pulpo para mi que mi dolor fuera más calmado.

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En 1998, 10 meses después, la de mi otro hermano Fredy y nuevamente ahí estaba para mí el equipo Iner, para darme esos cálidos y reconfortantes abrazos.

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Luego sigue la muerte del cacique que lideraba la familia Iner. Una tarde de mayo de 1999, unos encapuchados entraron al Iner a callar vilmente las carcajadas del profesor Hernán Henao Delgado, dejándonos huérfanos y sumidos en un silencio y oscuro hueco negro. Ninguno entendía qué pasó, por qué él. Su carcajada grande y explosiva ya no la volveríamos a escuchar.

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Mis jefes

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Junio de 1994: Al pensar en mi primer jefe, Hernán Henao Delgado, se me dibuja una sonrisa con un desazón de nostalgia, recordar ese día de mi entrevista que fue entre papasbombas, sin conocer la UdeA, en compañía de mi hermana Stella con 8 meses de embarazo esperándome en la oficina a puerta cerrada, con el corre corre de la gente porque en ese entonces los “muchachos” se metían a la oficina a sacar a la gente y a bloquear las entradas con los casilleros. Fue toda una odisea y él solo se carcajeaba. Y qué decir después: todos los días encontrábamos papelitos en los puestos con lo que teníamos que hacer.

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Pero nada como cuando tuvimos computadores, jumm, ahí si estaba feliz. “¡Vayan y aprendan sobre internet!, ¡todos tenemos que aprender a manejar esas máquinas!” jajaja, tiempos aquellos.

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Mayo de 1999: Mi segunda jefa. Por obligación y solidaridad con la gente del Iner le tocó a la profesora Olga Lucía López. Ella toda pulcra, con su porte delgado y esbelto y con toda esa carga encima nos dirigió todo un año esperando a que el Iner saliera de ese duro golpe de la muerte de nuestro profe.

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2000: El tercer jefe. Serio y bien callado, Jesús María Álvarez, quien inspiraba mucho respeto. Solo le hablaba al que le tenía que hablar y empezó a despedir gente para bajar costos. ¡Uy que susto! Yo que estaba en embarazo. “Usted es la que sigue”, me decía una compañera. Yo me decía: tengo seis meses para buscar.

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Días antes de entrar a trabajar, después de mi licencia, fui a que conocieran a mi niña Lesly Carolina y él me dijo, muy serio:

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- Doralba, qué bueno que vino. Antes de irse, por favor ¿pasa a mi oficina?

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Jajaja, que sorpresa me llevé. Yo en ese tiempo era la auxiliar contable de Adriana Moncada, la asistente administrativa del Iner, y me dijo con una mirada fija:

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- ¿Usted porque no me había contado que también tiene estudios de secretariado?

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Concursé y fui elegida como secretaria del Iner. Recuerdo que con él (Jesús María) se crearon los grupos de investigación.

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2002: Llegó Diego Herrera para asumir el mando de este barco llamado Iner y que con el pasar del tiempo, crecía y crecía. Con él se empezó una nueva forma de servir ya que con la nueva tecnología a flor de piel, cada integrante del Iner era más autónomo. Dejé de ser la secretaria del jefe para ser la secretaria de todo un Instituto. También se fortaleció la investigación.

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2006: Asume la dirección la profesora Lucelly Villegas Villegas. Persona sabia y con una memoria fotográfica increíble. “De lo que no se acuerde, pregúntele a Lucelly, ella se acuerda de todo”, decíamos. Con ella se inició la maestría.

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2012: Le tocó el turno a la pujante Claudia Puerta de asumir la dirección. Mujer emprendedora y con un sin fin de proyectos que le dejó al Iner un invaluable aporte académico y administrativo. Logró las convocatorias de méritos para vincular docentes y la creación de plazas administrativas.

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2015: Asume Vladimir Montoya. Un hombre sonriente pero a la vez muy serio, quien posiciona la especialización en las regiones y se logran los primeros pasos para conseguir el doctorado del Iner.

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Lo lindo de mi vida en el Iner

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  • Mis auxiliares: Chicos y chicas jóvenes que fortaleciendo su educación basados en habilidades sociales y de pensamiento libre y vivaz, con ganas de aprender, pasan por el Iner dejando huella y llevándose un poquito de empatía y trabajo en equipo. De ellos aprendo mucho, inclusive me ayudan a aprender cómo tratar a mis propios hijos.

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  • Mis compañeros: Dórida, Laura, Nilsa, Marco, Rubiela, Emilce, Margarita, Luz María, Bernardo, Maryan, Marcela y Mónica, quienes se han convertido en amigos y compañeros fieles y cálidos. Han hecho mi vivir en este lugar mi barco preferido para navegar.

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Ahora lo más lindo de mi vida en el Iner es que me ha permitido desempeñarme en lo que me apasiona: servir y brindar mi ayuda a mi gente bella. Las cosas en la vida pasan por una razón. Quise ser contadora pero no pasé a la U. Empecé como auxiliar contable para ir escalando, pero no, la vida me colocó como secretaria del Iner para toda mi vida. Como les contaba, lo más lindo de mi vida es que me ha dado el sustento para criar a mis DOS GRANDES tesoros, la razón de ser de mi vida, mi motor, mi gasolina, Caro y Juan, mis hijos.

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Por eso todo el agradecimiento al Iner por permitirme ser FELIZ y lograr hacer lo que me apasiona y vivir el amor y la verdad. Les doy un tributo a todos y todas  los que me han creído y querido. Un agradecimiento por todo el cariño y la confianza que me brindan.

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Ahhh, y me faltan mis profesores e investigadores. A ellos mi respeto por enseñarme a tener mi alma elevada y a caminar buscando siempre la felicidad.

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Atentamente,

Doralba Gutiérrez Giraldo.

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