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Desde la Dirección

Iner: 30 años de historia

El inicio de este año lo marcó algo de agite en el Iner, se empezó a sentir algún aviso de que estábamos iniciando un año especial y la rutina normal, esa de la cotidianidad animosa que caracteriza nuestro ambiente cálido de trabajo, se fue animando con un rumor alegre que nos llenaba de expectativa: ¡serán 30 años y eso no es cualquier cosa!, ¡Es que ya vamos siendo historia!, dijo nuestra querida profesora Clara, mientras con su manera peculiar de ordenar sonriendo, nos decretó: ¡Deberíamos aprovechar para celebrar con todas las ganas!, ahora que estamos a tiempo de encontrarnos con muchos de los que hicieron posible la creación del Instituto. Efectivamente, el INER es la materialización del sueño de profesores y profesoras visionarias y comprometidas, que fueron capaces de advertir, en una época convulsionada y compleja, que sin la comprensión de nuestras realidades regionales, de nuestras geografías, nuestras comunidades y sus territorios, íbamos dando tumbos, desorientados en una academia que no lograba conectarse con la sociedad de la que emerge y a la que se debe, tal y como quedó reflejado en el Acuerdo Superior 119 del 14 de abril de 1989 mediante el cual fue creado el Instituto. 

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Ver hacia atrás y regresar al momento de la creación del Iner no sólo nos conecta con la voluntad encomiable de sus fundadores, sino también con la acertada respuesta de nuestra Universidad que, consecuente con el valor público de la producción de conocimiento, creó en su estructura orgánica un Instituto dedicado a la investigación, aun cuando en el contexto general de las universidades de aquella época esta era apenas una función misional en ciernes. Desde el Acuerdo de creación se cimentó la búsqueda permanente de articulación entre docencia e investigación, haciendo del Iner una escuela de pensamiento vivaz y dinámica en la capacidad de atraer a sus procesos de formación a un profesorado y un estudiantado diverso. Investigación formativa y formación investigativa se fueron haciendo una dupla indisociable. La articulación de la investigación y la docencia ponen de manifiesto nuestro interés por proponer debates que renueven nuestras ciencias sociales y humanas, animados por la reflexión sobre los vínculos entre los lugares, los paisajes y las geografías del conocimiento, esmerados en compartir con nuestros estudiantes un compromiso ético con el pensamiento crítico y firmes en la búsqueda permanente del establecimiento de diálogos efectivos con las comunidades en sus territorios, reconociendo y valorando sus saberes, conocimientos y memorias. Como estudiantes llegamos y como estudiantes queremos que sigan llegando muchos otros, haciendo del INER un nicho académico que se renueva y que en su memoria recrea incesante las posibilidades de seguir movilizando la producción de conocimiento.

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Este Boletín es un tributo y un agradecimiento a nuestra Universidad por el respaldo permanente al Iner en sus 30 años de existencia. Es también un reconocimiento a las instituciones con las que hemos interactuado y, por supuesto, es un sentido homenaje a las comunidades que nos han recibido y acompañado en sus territorios. Gracias por animarnos siempre a imaginar horizontes para seguir produciendo conocimiento crítico, pertinente y transformador. Hoy en el Iner, gracias al legado de quienes aún nos acompañan o de quienes perviven en nuestra memoria, así como gracias a quienes día a día ofrecen su trabajo, esfuerzo y voluntad, no sólo somos una unidad académica de excelencia, sino que, ante todo, somos un lugar de trabajo humano, estimulante y caluroso. ¡Somos INER!

Vladimir Montoya Arango

Profesor titular Universidad de Antioquia

Director Iner

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